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  • No hable de negocios con desconocidos.
  • Nunca saque dinero de su banco a requerimiento de desconocidos, aunque le ofrezcan, aparentemente, un gran negocio. No pague ninguna cantidad.
  • No olvide que en la mayoría de los timos intervienen dos o más delincuentes perfectamente concertados, pero aparentando desconocerse mutuamente (el tonto y el listo).
  • En cualquier clase de contrato o documento mercantil que le ofrezcan a la firma, lea la letra menuda y observe atentamente todo lo relacionado con la fecha, cantidades, sello y firma.
  • No responda a envíos de cartas o mensajes de correo electrónico que anuncien que ha sido agraciado con un cuantioso premio en un sorteo en el que no ha participado.
  • No envíe ni entregue copia de sus documentos de identidad.
  • No facilite datos de sus cuentas bancarias o tarjetas de crédito. Sepa que sus datos de identidad pueden ser utilizados por los delincuentes para cometer delitos en su nombre, para acceder a sus cuentas bancarias o para abrir líneas de crédito a nombre suyo.

Timo de la estampita.

La víctima es abordado por una persona que aparenta ser disminuido psíquico, que enseña una bolsa llena de billetes de mil. El timador, no da ninguna importancia a lo que lleva diciéndole a la víctima que en la bolsa lleva «estampitas»». Es en ése momento cuando otro casual ciudadano se acerca y convence a la víctima para que le compre la bolsa al timador y hasta le acompaña al banco para que no le pase nada Cuando la víctima abre la bolsa comprueba que no contiene billetes sino tacos de recortes de papel.

Los trileros.

Frecuente en ferias y mercadillos. Un grupo de listos ponen en una mesa o caja de cartón, tres cubiletes, una bolita y empiezan a hacer como si apostaran a adivinar debajo de qué cubilete está la bolita, ganando siempre. Cuando te convencen para jugar siempre aciertas hasta que juegas una cantidad importante. El timador que mueve la bolita tiene una habilidad especial para ocultar la bolita de forma que nunca acierte la persona que apuesta.

Timo del Nazareno.

El timador crea una sociedad mercantil que comienza a efectuar compras a unos incautos proveedores, abonando en un principio las primeras adquisiciones en efectivo, hasta que se consigue obtener la confianza de aquellos. Los proveedores están encantados con que les paguen con dinero efectivo nada más entregar el pedido, así que no protestan cuando les hace una compra realmente grande y emplea como forma de pago letras de cambio y pagarés, domiciliados contra cuentas bancarias sin fondos y, antes de que venza el primer plazo, el timador ha vendido todo a mitad de precio y ha desaparecido.

Timo del Tocomocho.

La estafa suele desarrollarse en lugares de tránsito (estaciones, cajeros, etc.) Una persona se te acerca con un billete de lotería premiado y que por las prisas no puede cobrar. El amigo quiere vendértelo por mucho menos del premio que contiene. Para dar mayor credibilidad interrumpe otro aparente transeúnte (gancho) que suele afirmar la autenticidad del premio exhibiendo un listado de boletos premiados en un periódico antiguo. La víctima accede a aportar la cantidad del dinero premiado y cuando va a recuperarlo a la ventanilla de la lotería comprueba que el billete es falso.

Timo del instalador.

Los estafadores se personan en el domicilio de la víctima. Van vestidos con un mono de trabajo y normalmente manifiestan ser instaladores de una empresa de gas y vienen a realizar una revisión técnica. Normalmente se limitan a cambiar un trozo de la goma del gas y posteriormente cobran precios abusivos. Compruebe que realmente son los operarios de la empresa suministradora.

Billetes tintados.

Se enseña a la víctima un maletín lleno de cartulinas negras. La primera es un billete oscurecido con tinta que al mojarlo con un producto mágico se convierte en un billete de 50 €. Se le ofrece por un módico precio el maletín y el producto para limpiarlos, pero todos los demás son simples cartulinas negras.

Timo del reembolso.

Las víctimas, pagan 60 € cada uno para recibir contra reembolso una «invitación» para acudir a un congreso benéfico, supuestamente organizado por una agencia informativa que desconocía el asunto, en el que iban a recibir un premio valorado en 2.000 €.

Timo del e-mail y la tarjeta visa.

Recibes un e-mail informándote que se te va a cargar en cuenta una compra hecha con tu VISA pero que tú no has hecho. Te da un número de información supuestamente gratuito del tipo 90- 6234567 que resulta ser un 906 muy caro. En vez de eso, si hubieras ido a tu banco y hubieras anulado el pago directamente no te llegaría una factura de teléfono abultada.

Timo del lazo libanés.

La manera en la que se perpetra es la siguiente: los timadores introducen el llamado «lazo» que suele ser, la mayoría de las veces, una cinta magnetoscópica, generalmente película de cassettes de vídeo para que el cajero no reconozca la introducción de una tarjeta en el mismo.

De esta manera, la víctima, cuando llega al cajero para realizar cualquier transacción, enseguida comprueba que la tarjeta se ha quedado atascada en la ranura y que no puede operar.

En ese momento, aparece uno de los timadores, haciéndose pasar por buen samaritano y ofreciéndole ayuda. Le facilita su teléfono móvil y le dice que se comunique con la sucursal bancaria para que allí le ayuden».

Al otro lado de la línea se encuentra el segundo timador, que le pide a la víctima que marque ocho cifras en el teléfono; las últimas cuatro deben de ser las del número de seguridad de la tarjeta de crédito.

Cuando se ha realizado esta operación, la víctima contempla con estupefacción que, pese a todo, la tarjeta de crédito no es devuelta por el cajero, así que finalmente abandona el lugar, momento en el cual los timadores aprovechan para recoger la misma y utilizarla, al conocer el código de acceso a la misma.

Duplicado de la banda magnética.

Duplicado de la banda magnética: En este caso se tratan de técnicas más sofisticadas y, por lo tanto, proporcionan beneficios más jugosos. «Basta con recordar el escándalo que supuso la detención de una banda de estafadores que duplicaban los datos de las tarjetas de un peaje de la autopista A-7».

¿La manera de operar? Sencillamente tenían a dos compinches que, en la cabina de peaje, «duplicaban» las tarjetas de crédito con un lector de bandas magnéticas portátil, de pequeñas dimensiones.

La silicona.

La «silicona»: Menos artesano y complicado que los anteriores, consiste sencillamente en introducir cualquier tipo de objeto que obture la salida de dinero del cajero automático.

«Una vez que el usuario, desesperado, abandona el cajero automático, los estafadores aprovechan para desbloquear la terminal y sacar el dinero».

Ofertas de trabajo.

Se anuncian generalmente en las páginas de ofertas de empleo de los diarios. Los teleoperadores realizan un largo cuestionario, prolongando al máximo la duración de la llamada. En ocasiones, solicitan incluso una fotografía o un currículo por escrito para dar una apariencia de credibilidad al timo. Pero en realidad, nunca se recibe respuesta ya que los trabajos no existen.

Regalos y premios.

El usuario recibe una llamada, una carta o un e-mail donde se le informa que ha ganado un sorteo o que una empresa ha decidido hacerle un regalo. Para más información, una línea 906. La llamada a este número puede tener varios resultados: una convocatoria a una presentación comercial donde se intentará que el usuario compre un producto, cuya asistencia es indispensable para recibir el regalo; la explicación de que el regalo consiste en varias noches en un hotel o apartamento, pero con la condición de abonar la comida o unos supuestos gastos de gestión; la confirmación de un fantástico regalo, del que únicamente habrá que pagar unos gastos de envío sospechosamente altos; e incluso un largo mensaje grabado que avisa de que todas las líneas están ocupadas.

Páginas Web ‘gratuitas’.

Numerosas páginas Web, generalmente eróticas o pornográficas, que se anuncian como gratuitas condicionan su visionado a que el usuario instale en su ordenador un programa, ocultando o disimulando que la función del mismo es desconectar el modem para volverlo a conectar a Internet, pero a través de líneas 906. Teniendo en cuenta las elevadas tarifas de estas líneas, el internautas puede llegar a pagar hasta más de 60 euros por una hora de conexión a la red.

Líneas eróticas.

En ocasiones, lo que se presenta como una conversación erótica se reduce a una simple grabación. Asimismo, quienes atienden estos teléfonos hacen lo posible, como en el resto de líneas 906, por prolongar al máximo las llamadas.

Timos multinivel/piramidales.

Pretenden hacerte vendedor de un producto exclusivo y muy caro. El negocio que te proponen no es que vendas unos pocos tú mismo, sino que captes a más personas para que vendan ellos, prometiéndote un porcentaje de los beneficio que generen.

Timos «Invierta en bolsa y hágase rico rápidamente sin arriesgar».

Un supuesto experto corredor de bolsa te informa confidencialmente de que dispone de información privilegiada de ciertas compañías que va a hacer que suban en la bolsa una barbaridad. Suelen ser personas persuasivas y con dotes de comunicación, de forma que al final le confías tus ahorros. Luego pueden pasar varias cosas: Que desaparezca con ellos y no vuelvas a verlo, que la bolsa sea la encargada de que tus flamantes acciones recién adquiridas no sirvan para nada, o bien que haya suerte y ganes de casualidad algún dinero.

Timos con antigüedades o reliquias.

Las antigüedades y reliquias son uno de los objetos preferidos por los estafadores, ya que si se da con una persona lo suficientemente ingenua, es muy fácil hacer pasar un libro viejo en alemán por la segunda Biblia que imprimió Guttemberg. Con respecto a las reliquias religiosas, la cosa es aún más sencilla para el timador, ya que el afán de poseer artículos religiosos que pertenecieron a los santos hace que la razón se embote.

Timos con libros.

Podemos distinguir dos versiones, por una parte está el vendedor de enciclopedias a domicilio, que en nombre de una conocida editorial, ofrece una enciclopedia a un precio de ganga, eso sí, pagaderas en efectivo. Tras hacer efectivo el total del importe, la enciclopedia no será servida nunca.

La otra versión es bastante más macabra, ya que el timador sin escrúpulos lee las esquelas del periódico y va a casa del difunto a entregar una Biblia carísima que supuestamente el finado acababa de comprar. Muchas veces los familiares, emocionados, deciden conservar ese último recuerdo y acceden a pagarla por ser el último deseo del ser querido.

En primer lugar hay que intentar mantener la calma y procurar no quedarnos a solas con quien creemos que es el timador (ES UN DELINCUENTE).

Procurar recordar todos los datos posibles sobre su aspecto físico (altura, color del pelo y ojos, ropa, etc.). Llamar a la Policía ante la mínima sospecha.

Nunca dar dinero por servicios prestados a quien creemos que pudiera estar timándonos, sobre todo si pensamos que se trata de precios abusivos.

Si el timador ha conseguido entrar en casa, no perderlo de vista en ningún momento.